Cada vez que tengo que coger el coche para ir a juicio fuera de mi despacho, me figuro a mi padre fardando. Mi padre murió en 1983, y en esa época todavía se cuestionaba que las mujeres condujéramos. Me imagino que él aún me lo apuntaría en el lado positivo. Hoy te tenido juicio, unas medidas cautelares de una demanda de paternidad. Como vamos a pedir que se realice la prueba biológica y eso lleva su tiempo, también hemos solicitado que mientras tanto se establezca una pensión para la niña. Claro eso no se consigue así como así, hay que presentar prueba, de que, como mínimo la cosa pinta a que efectivamente el demandado es el padre.
Nosotras presentamos la demanda con las pruebas de todo ello y como así se cumplían los requisitos, nos admitieron la demanda. Y allá que fuimos hoy, mi clienta y yo. Pero no íbamos solas, también nos llevamos la razón, la prueba y el derecho. El demandado no se cansó de negar lo que a medida que avanzaba el caso, se hacía claro como la luz del día, y por tanto también puso todos los condicionantes machistas que se le ocurrió.
Hoy estuvimos en sala defendiendo a una mujer y su hija en el pleito más feminista, más razonable, más humano y mejor del mundo. Reclamábamos un padre para una bebé.
Mi mejor OCHO DE MARZO, porque defendiendo la razón, la naturaleza y a la mujer es como verdaderamente se reivindica nuestra figura en el mundo. Gracias Mª José por encomendarme tu defensa en un día como hoy, 8 de marzo.