Primero, porque relacionamos el juzgado como algo totalmente negativo para nuestros hijos y, también, porque vemos cómo lo que trasmita nuestro hijo al juez va a tener un peso importante y nos cuesta sustraernos a influir en la información que trasladen.
Decir que el juzgado no es un lugar agradable para nuestros hijos, es obvio. No es su casa, ni la de sus familiares, ni el colegio, ni el parque. No es un lugar habitual para ellos, ni está pensado para ellos. Y los niños lo perciben.
Y lo que mejor captan nuestros hijos es la actitud que tengamos frente a esa comparecencia judicial. Si les trasmitimos tensión y angustia, se sabrán en el ojo del huracán, si les quitamos hierro al asunto, podrán ser más espontáneos.
De manera que es fundamental la forma que se le diga a un hijo que tiene que acudir al juzgado a responder preguntas sobre su vida familiar.
Por otra parte, a veces los adultos pretenden dirigir en su provecho esa entrevista de los menores frente al juez. Craso error. A poco que el juez tenga un mínimo de sentido común, descubrirá la manipulación, quedando en muy mal lugar al progenitor que haya promovido esa trampa.
Es pacífico entre los psicólogos especializados que el comportamiento de los menores que lo habitual es que ante un conflicto entre sus progenitores no se decanten por ninguno de ellos y que, si lo hacen, lo harán buscando su propio beneficio.
¿Qué quiere decir esto? Pues que unas manifestaciones contra un progenitor, lo que vienen a indicar frecuentemente es que el niño se encontraba en la encrucijada de tener que apostar por su padre o por su madre, y ha optado por la solución que menos problemas le acarree, dándose la paradoja de que, cuando un menor se manifiesta contra uno de los dos en conflicto, lo hará contra el que tiene mayor grado de confianza porque sabe que su cariño no está en juego.
Por ejemplo, normalmente cuando un menor dice: “No quiero vivir con mi madre”, hay que estudiar el contexto, porque dependiendo de la edad, situación, etc. puede querer decir justo lo contrario y que, esa manifestación, lo que venga a reflejar es el deseo del menor de no contradecir al padre, y viceversa.
En resumidas cuentas
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Lo ideal es que nuestros hijos no tengan que pasar por el Juzgado, porque ello implicará que no hemos sido capaces de decidir como padres lo que más le interesa a nuestros niños.
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Si está acordada la exploración del menor por el Juez, es importante que no le añadamos tensión, sino todo lo contrario. Explicarle que le quieren escuchar para lo que quiera decir, sería suficiente.
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Es muy negativo tratar de influir en el niño, tanto para el desarrollo del niño, que se puede sentir utilizado, como para nuestra propia defensa, porque podemos ser descubiertos.
Lo mejor siempre en cualquier procedimiento es que nos pongamos en manos de especialistas. En Alonso y Tinoco Abogados de Familia en Badajoz, estudiamos tu caso, trazamos la estrategia más apropiada a tus intereses y te defendemos tanto para llegar a un acuerdo satisfactorio como para comparecer en juicio. Déjanos ayudarte en tu separación de pareja de hecho, divorcio, modificación de medidas, discrepancias respecto al ejercicio de la patria potestad, y en general en todos los procedimientos de familia.