¿Cuáles son las cualidades de un abogado de familia?

“Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada”

Así comienza Ana Karenina, de León Tolstói y queremos recordarlo hoy, porque una de las claves que distingue a un verdadero abogado de familia es que no ve a su cliente como a un cliente estándar con problemas estándar y con soluciones estándar, pues si bien es cierto, como dice Tolstói que todas las familias felices lo parecen ser de la misma forma, sin embargo las familias y parejas en crisis siempre lo son a su manera y con su casuística concreta.

Por tanto, ante un conflicto familiar conviene acudir no solo a un abogado, sino a un abogado de familia, ya que por las especialidades de la materia, un abogado de familia tiene que tener unas determinadas cualidades profesionales, dotes personales y conocimientos técnico-jurídicos que no tiene por qué tener cualquier profesional del derecho.

De la misma manera, decimos también que es recomendable buscar un buen abogado de familia, porque es bueno acudir a un profesional, que pudiendo contar en su despacho con más compañeros, atienda personalmente a sus clientes, por eso en esta materia es necesario un abogado, y no un equipo de abogados que dificulte o impida el trato directo y personal con el cliente.

El abogado de familia ha de ser experto en su materia, que no es escasa, pues a diferencia de lo que se cree, no solo ha de ser experto en separaciones y divorcios, sino en temas tan variados como la guarda y custodia de los menores, la liquidación de la sociedad matrimonial, la sustracción de menores, la modificación de medidas, equipos psicosociales, pensiones alimenticias y compensatorias, convenios reguladores, protocolo familiar, régimen de visitas, casuística específica de parejas de hecho, incapacitación civil, etc. Materias, todas, que afectan a la esfera más íntima de las personas.

Juzgado de 1ª instancia Nº4, FUENTE: hoy.es

Un buen abogado de familia tiene que tener una buena trayectoria profesional, en la que aúne la experiencia suficiente, la especialización en la materia y el conocimiento técnico. Por tanto, abogados de familia en nuestra opinión no lo serían aquellos que “llevan de todo”. La trayectoria profesional será la que genera la confianza necesaria para poder plantear la solución idónea para el caso concreto, aunque dicha solución a la postre no sea la que inicialmente consideraba el cliente. Por tanto, el abogado de familia tiene que tener la capacidad de plantear a sus clientes soluciones que no se habían planteado hasta el momento o de transmitir distintos enfoques a los problemas planteados para encontrar las mejores soluciones. Cuando en los conflictos familiares existan hijos, el abogado de familia no solo debe ver como su cliente a aquél que le paga los honorarios, sino que tiene que tener claro que también hay que preservar los intereses de éstos.

Además, el abogado de familia no solo debe buscar soluciones a los problemas presentes, sino en la medida de lo posible ha de evitar la generación de problemas futuros. Ha de tener dotes de comunicación ante el cliente, ante su contrario y ante el juez.

Por tanto, cuando necesite un abogado para un asunto de familia, busque uno que sea especialista en la materia y que tenga suficiente experiencia, pues el resto de las virtudes no las podrá descubrir hasta la primera entrevista.

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